El padre no
tenía ninguna duda del impacto que provocaría un mural en el templo y como esto
iría absolutamente de la mano con la fe de nuestro pueblo.
En los
muros exteriores ya había dos murales que llamaban poderosamente la atención de
los quilicuranos: La mujer del Apocalipsis y el descendimiento de la cruz.
Ambos los
había ejecutado unos meses antes y aunque de menor tamaño, me habían llevado un
considerable espacio de tiempo.
A la
entrada de la parroquia, en el muro de la gruta había diseñado la mujer que
describe el Apocalipsis:
“Una gran
señal apareció en el cielo, una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies
y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está encinta y grita con los
dolores del parto y con los tormentos de dar a luz.
Y apareció
otra señal en el cielo: un gran dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y
sobre sus cabezas siete diademas…”
Finalmente
la humedad, la intemperie y la lluvia deterioraron ambas obras y la pintura
comenzó a dañarse y fue casi inútil su recuperación.
Provocaron
un gran impacto y especialmente los niños investigaron mucho acerca de estas
escenas.
Al cabo de
cinco o seis años irremediablemente hubo que cubrirlas.
El
rectángulo simétrico blanco era un gran desafío porque no era plano sino que
era similar a un libro abierto.
El trabajo
tomaría cerca de un año.
Sin embargo
esto comenzaba con el diseño, con la maqueta del mural.
Decenas de
bosquejos reales e imaginarios. La idea era traer un poco de cielo a este
espacio y que no perdiera la esencia de lo que el templo significaba para
Quilicura.
Largas
horas de meditación.
Muchos momentos de lectura y de escrutar el texto bíblico sobre
la anunciación.
El pequeño
pasaje de san Lucas, lo leí cientos de veces, el saludo del ángel y la
respuesta de María, estaban impregnados en mi corazón.
..”Y
habiendo entrado el ángel donde ella estaba, le dijo: Dios te salve, llena de
gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres.
Ella se
turbó al oír estas palabras y consideraba que significaría esta salutación. Y
el ángel le dijo: no temas María, porque has hallado gracia delante de Dios:
concebirás en tu seno y darás luz a un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Será grande y será llamado hijo del altísimo, el señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su reino no
tendrá fin.
María dijo
al ángel: ¿De qué modo será esto, pues no conozco varón? Respondió el ángel y
le dijo: El espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra, por eso, el Santo que nacerá de ti, será llamado hijo de
Dios...”
El texto en
latín, logré memorizarlo completamente.
Al cabo de
un mes. El diseño que iría en el muro estaba ya preparado.
La obra
tenía una intimidad, porque en realidad nadie había visto el bosquejo de lo que
aparecería en el muro blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario