4/3/13

EL ANUNCIO BAJO LA CAPA DE PINTURA (Capítulo VI)


                      
El tiempo inexorable sigue transcurriendo.
No hubo explicación por aquello. Sin embargo a mi me parecen tristes las casas con los muros vacíos.
A mi me parece triste el blanco del muro desolado en el centro del templo.
Pero por esos días, en un silencio sin respuestas, viví los momentos de la decepción y me retraje.
No obstante, en los instantes de mayor tribulación  que me provoco este episodio, un día mi hija Rocío, con la simplicidad de siempre, me comenta:
“El cuadro no se ha borrado, aún está ahí bajo las capas de pintura. Un día alguien lo descubrirá, es nada más que eso.”
Desde entonces cada vez que miro el muro blanco, dibujo con mi vista el contorno de cada detalle y cobran vida los rostros de María y de Gabriel.
Pienso que tal vez, en un tiempo más, en algún momento de nuestra historia, no se cuando, el rostro de María aparecerá tras las capas de yeso y de pintura.
Es nada más que eso.
Unas capas de pintura que en Quilicura, ocultan la escena de mayor trascendencia del cristianismo.






1 comentario:

  1. Estimado Mario: Ante todo felicitarte por este espacio y plasmar en imágenes y palabras la historia de nuestra comuna. He leído entera la historia del mural que ocupo por un par de años nuestro templo. También me causo extrañeza y dolor e incomodidad su desaparición, así como el cambio de tantas otras cosas en nuestra parroquia. Solo una duda tu indicas que el mural se termino de pintar el año 1988, yo llegue el año 89 y este aún no se pintaba, me recuerdo del andamio instalado por mucho tiempo, he ignoraba que tu fueras el autor, y recuerdo cuando se hizo publico.
    Quien te escribe, Julio Pérez G. fue parte de un proyecto apoyado por nuestro querido padre Gerardo, como fue Radio Quilicura que al dia de hoy no esta en el aire y que pretendia ser una voz evangelizadora y educadora. También algo parecido al mural ocurrió.
    Hoy me alegra ver de vuelta a mi querido padre Gerardo en ese templo, el del mural, el que mantenía las puertas del primer templo, el de la pila bautismal en el piso. Espero que las campanas nunca desparezcan.
    Un abrazo Mario y he querido dejar esta pocas lineas en apoyo a tu labor.
    Julio Pérez G.

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